Hoy como ayer

Que no hay nada nuevo bajo el sol, lo sabemos. Esta expresión popular sugiere que a pesar de los avances y cambios en el mundo, muchas cosas siguen siendo fundamentales. Aunque el mundo gire y gire, las mismas ideas, los mismos problemas o patrones vuelven una y otra vez.

El ser humano es en esencia siempre el mismo, aunque los contextos cambien. La literatura es un claro ejemplo de esa esencia humana y de cómo los temas existenciales rigen nuestro presente como rigieron nuestro pasado. No por nada en letras hablamos del cómo se narra algo y no tanto del qué.
Los temas existenciales en la literatura son recurrentes y abordan cuestiones sobre la vida, la muerte, el propósito y la condición humana, el qué de nuestras historias, sin embargo, lo interesante es cómo a través del tiempo las escribimos, las re-escribimos y leemos o re-leemos. Los escritores que saben de qué hablan cuando hablan de existencia abrazaron y abrazan esa lista de temáticas. Te invito a dar un paseo que será un ida y vuelta del “presente al pasado” y viceversa.

La búsqueda de sentido: Muchas obras literarias exploran la búsqueda de significado en la vida, ya sea a través de la religión, la filosofía, el amor o la creatividad.

Una obra del pasado que aborda esta temática es La Divina Comedia de Dante Alighieri. En esta obra maestra de la literatura italiana del siglo XIV, Dante viaja a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso en busca de redención y comprensión espiritual. A lo largo de su viaje, encuentra personajes que están en diferentes etapas de la búsqueda de sentido en sus vidas.
En contraste, una obra más contemporánea que trata sobre esto es El Alquimista de Paulo Coelho. En esta novela publicada en 1988, el protagonista Santiago emprende un viaje personal en busca de su “leyenda personal” que es su destino o propósito en la vida. A través de encuentros y experiencias, en su viaje Santiago descubre lecciones sobre la importancia de seguir los sueños y encontrar significado en cada momento de la vida.
Moby Dick de Herman Melville fue escrita en 1851 y aunque es una historia sobre la obsesión y la venganza, también aborda temas más profundos sobre la búsqueda de sentido en la vida a través de la aventura del capitán Ahab en busca de la ballena blanca, Moby Dick.
En el año 1922 Hermann Hesse escribe Siddhartha. Una novela que utiliza también esta temática siguiendo la vida de Siddhartha, un hombre en busca de la iluminación espiritual y el significado de la vida. A través de sus encuentros con diferentes personas y experiencias, Siddhartha explora diversas filosofías y caminos hacia la sabiduría.

La naturaleza de la existencia: ¿Qué significa existir? ¿Qué es la realidad? Estas preguntas son comunes en la literatura que se adentra en la filosofía existencialista.

Una obra del pasado que trata sobre la naturaleza de la existencia es Meditaciones de Marco Aurelio, escrita en el siglo II d.C.
Marco Aurelio, quien fue un emperador romano y filósofo estoico, reflexiona sobre la vida, la virtud y el propósito en un mundo lleno de incertidumbre y cambio. Sus meditaciones exploran la naturaleza efímera de la existencia humana y la importancia de vivir de acuerdo con principios morales y racionales.
En contraste, una obra más contemporánea que aborda temas similares es El mundo de Sofía de Jostein Gaarder, publicada en 1991. A través de una narrativa que combina la ficción con la filosofía, la novela sigue la historia de una joven llamada Sofía Amundsen mientras explora las grandes preguntas filosóficas sobre la existencia, la realidad y el sentido de la vida. La obra presenta ideas de filósofos tanto antiguos como modernos, ofreciendo una mirada fresca y accesible sobre temas que han preocupado a la humanidad a lo largo de la historia.
El extranjero de Albert Camus escrita en 1942, es una novela netamente existencialista que sigue la vida de Meursault, un hombre indiferente a las convenciones sociales y las normas morales, explorando temas como la alienación, la libertad y el absurdo de la existencia.
La Montaña Mágica de Thomas Mann, ambientada en el año 1924 nos instala en un sanatorio de los Alpes suizos, esta novela épica examina las complejidades de la existencia humana a través de los personajes que buscan significado y conexión en un mundo marcado por la enfermedad y la muerte.
El Principito que Antoine de Saint-Exupéry escribió en 1943, ha sido considerada durante mucho tiempo una obra infantil, sin embargo, ofrece profundas reflexiones sobre la naturaleza de la vida, el amor y la amistad, a través de las experiencias del joven príncipe en su viaje por diferentes planetas y encuentros con diversos personajes que solo una mirada adulta puede dimensionar.

La mortalidad: La literatura a menudo trata sobre la finitud de la vida y cómo los personajes enfrentan su propia mortalidad, así como la pérdida de seres queridos.

En La peste, publicada en 1947, Albert Camus explora una ciudad que se enfrenta a una epidemia de peste bubónica, mostrando cómo la enfermedad afecta a los habitantes en diferentes niveles, desde lo físico hasta lo emocional y existencial. La obra reflexiona sobre la naturaleza de la mortalidad, la solidaridad humana y la lucha contra lo inevitable.
Nada se opone a la noche es una obra autobiográfica de Delphine de Vigan escrita en 2011. La autora relata sus intentos por comprender la muerte de su madre, explorando el impacto de la tragedia en su familia y su propia percepción de la mortalidad.
La muerte de Ivan Ilich de León Tolstói que data de 1886 es una novela corta que examina la vida y la muerte de un hombre ordinario, Ivan Ilich, quien reflexiona sobre su propia mortalidad mientras enfrenta una enfermedad terminal.

La soledad y la alienación: Muchas obras exploran la soledad y la sensación de estar desconectado de los demás, ya sea debido a diferencias sociales, emocionales o existenciales.

En La Metamorfosis de Franz Kafka escrita en 1915, su protagonista, Gregor Samsa, se despierta un día transformado en un insecto y experimenta una profunda alienación de su familia y de la sociedad en general.
1984 de George Orwell escrita en1949 presenta un mundo distópico en el que el gobierno totalitario controla cada aspecto de la vida de los ciudadanos, lo que lleva a una profunda enajenación y a la pérdida de la individualidad.
En Crimen y castigo que Fyodor Dostoyevski escribió en 1866, el protagonista, Raskólnikov, experimenta esa alienación debido a su creencia en su superioridad moral y su consiguiente incapacidad para relacionarse con los demás.

Y los temas existenciales en la literatura se suceden sin orden ni consenso porque el ser humano los experimenta a todos. La libertad y la responsabilidad donde los personajes a menudo se enfrentan a decisiones difíciles y a la carga de su propia libertad para elegir, así como a las consecuencias de esas decisiones. El sufrimiento y la redención, obras literarias que abordan el sufrimiento humano y nos muestran cómo los personajes encuentran esperanza o redención a través del padecimiento.

La identidad y la autenticidad: donde las preguntas son: ¿Quiénes somos realmente? ¿Cómo definimos nuestra identidad en un mundo cambiante?

En El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde (1890) donde acompañamos a Dorian, el personaje central en busca de la eterna juventud y belleza externa, mientras su retrato oculta las marcas de su decadencia interna.
En Mujer en punto cero Nawal El Saadawi (1975), la protagonista Firdaus busca su identidad y libertad en una sociedad dominada por el patriarcado, desafiando las expectativas impuestas por otros.

La literatura clásica y contemporánea se unen a través del hilo del tiempo por las temáticas: el qué, pero sobre todo sorprenden por la forma: el cómo, los autores a pesar de los siglos que pasan necesitan explorar esos temas recurrentes que se imponen como inevitables. Aunque los hemos leído una y otra vez, estos temas se muestran como imprescindibles simplemente porque el ser humano a pesar de los siglos sigue conservando su esencia, si bien muchas veces le cuesta descubrirse.