La cadena – Adrián McKinty

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"Lo peor que le puede pasar a alguien es que le suceda algo a sus hijos". Afirma el irlandés Adrian McKinty que se ha convertido en unos de los fenómenos de la novela negra contemporánea.





La cadena es un thriller  donde secuestrar al hijo de otro es la única opción para salvar al tuyo. Desde ese punto de partida, el autor te atrapa y con una magistral jugada psicológica. Con un “hagamos de cuenta que” articulado con maestría, MacKinty  te pone dentro de esa cadena de la que será muy difícil salir. Lo es para los protagonistas de la historia pero lo más asombroso es que consigue que lo sea también para el lector.
Consecuente con mi costumbre de no spoilear una trama porque sería tonto y solo lograría alejarte de su lectura, simplemente puedo afirmar que es inevitable ponerse en la piel de Rachel, su protagonista, y plantearse la posibilidad extrema de salvar a tu hijo y convertirte en un demonio o ser consecuente con tu humanidad y dejar que las cosas corran y se acomoden sin involucrarte. Imposible porque como afirma el autor no puedes mantenerte al margen cuando la vida de tus hijos corre peligro.
El argumento es sencillo, la trama se convierte en una verdadera tela de araña donde incluso estamos esperando que suene el celular para advertirnos que hemos pasado a formar parte de La Cadena.  
A pesar de ser su primer libro, McKinty es sin duda un hábil lector que sabe poner en práctica mecanismos que siempre han dado en la tecla al funcionar perfectamente como gancho para el lector.  El autor entiende que la mejor forma de entrar en una historia es sintiéndonos parte de ella. Así, logra introducirnos en la atmósfera de los hechos de manera normal, quebrando la rutina de un día cualquiera. 
Una mañana como otra cualquiera, Rachel Klein deja a su hija en la parada del autobús, camino del colegio. Minutos después, una llamada con número oculto hace que su vida dé un vuelco: una mujer le informa de que ha secuestrado a su hija Kylie y, que si quiere verla de nuevo, deberá seguir exactamente sus instrucciones: primero, pagar un rescate; segundo, secuestrar a otro niño. De este modo, Rachel pasa a formar parte de La Cadena, un mecanismo que convierte a padres de familia en víctimas a la vez que en criminales y que está haciendo a alguien muy rico en el proceso. Y para asegurar la fortaleza de esa cadena que no desatiende el engarce entre un eslabón y otro, Rachel recibe otra llamada: una madre cuyo hijo ha sido raptado inmediatamente antes de Kylie le asegura que si Rachel no cumple las reglas, el niño morirá, y Kylie también.
Alabada por The New York Times y The Guardian, ha conquistado además a pesos pesados del género como Stephen King, Don Winslow o David Lagercrantz, entre otros. Para McKinty, su novela La Cadena o más bien la idea de la historia se fue materializando poco a poco y surge según el mismo autor ha dicho “…de las aterradoras cartas en cadena que recibíamos en Irlanda cuando éramos niños y me pregunté cómo serían en 2019. Después pensé, ¿podrían ser todavía más aterradoras? ¡Y cuanto más terrorífico me imaginaba el libro, más quería escribirlo!”




La protagonista indiscutible es Rachel, la madre de Kylie, una mujer acosada por un cáncer terminal que de repente cambia el foco de atención al peligro de su vida por un peligro aún más traumático y conmovedor: la muerte de su hija. 
Para ser franca y si bien la trama fagocita al lector, no he podido dejar de prestar atención a otras cuestiones técnicas de importancia en cualquier historia como es la evolución  los personajes, en este caso la de este personaje femenino que crece en potencia y que de manera  axiomática madura exponencialmente de un capítulo al otro. 
La intensa focalización que logra el autor desde este personaje es sin duda un acierto técnico, la idea de McKinty es que por un momento, por el breve momento en que dura la lectura seamos Rachel.
Pero sería un vórtice casi sin sentido si no atendiera otras cuestiones por eso, el otro punto de vista, el de Kylie es fundamental y alternando entre la focalización desde una y desde la otra, armando así una nueva Cadena la del amor entre madre e hija entre hija y madre el autor logra el sustento psicológico de una trama impecable.
El desenlace es no tan imprevisto como categórico deja en claro que el bien y el mal, entablen la lucha que entablaren, y más allá de los resultados obtenidos, es una batalla ad eternum que puede sorprendernos cuando menos nos demos cuenta pero de la cual nunca podremos mantenernos al margen.

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