La saga de los Confines – Liliana Bodoc

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Solemos asociar la lectura con un viaje a otros lugares del planeta y sin embargo el planeta a veces nos queda chico. Pero por suerte siempre podemos echar mano de ese otro mundo, el que se cuece en los anaqueles de nuestra biblioteca. Y cuánto de lindo se cuece entre los libros de literatura fantástica.

Casi sin proponérmelo y sin duda buscando un mundo distinto al mundo en que nos toca vivir, me topé con una trilogía que, como una asignatura pendiente, me espera paciente desde hace años. Estoy hablando de la Saga de los confines de Liliana Bodoc. La trilogía está compuesta por: Los días del venado, Los días de la sombra y Los días del fuego.
Y por supuesto, al ser una trilogía, nobleza obliga y la prolijidad me encamina, hay que empezar por el principio. Los días del Venado. Sin embargo, antes de adentrarme en la novela propiamente dicha, creo válido detenerme en su autora.

Nacida en la provincia de Santa Fe, Argentina Liliana Bodoc estudió Licenciatura en Letras en la Universidad de Cuyo, ejerció la docencia en colegios de la misma universidad y vivió con las palabras como escudo y como arma frente a la vida.

(…) la especie humana se constituye alrededor de muchas cosas porque somos el cuerpo también, las manos, la genitalidad, somos todo eso, pero la palabra es un lugar sagrado (…)
Son una inyección de emoción, una inyección de maravillas.
Afirmó en una entrevista refiriéndose a la lectura y la escritura y agregaba: Lo extraordinario de la literatura es que universaliza los problemas humanos. Cuando escribo, cuando hago literatura universalizo un tema de manera tal que lo vas a hacer tuyo también y vas a pensar en tu propia historia, en tus propias pérdidas, en tus propios amores, en tus propias alegrías y a mí me parece que eso tiene la literatura, se sale de la individualidad y convoca al colectivo.
Y para qué agregar más líneas, que abundarían en explicaciones, que nos depositarían todas en una simple conclusión: vivió dándole pelea a la vida desde el lenguaje.

Liliana perdió a su madre a los seis años y atravesó la oscuridad de ese pozo enorme, en que la orfandad de madre la sumiera, buscando razones para salir adelante, buscando desesperadamente ese lenguaje capaz de explicarle tanto dolor, explicarle, si eso fuera posible, la muerte. Un lenguaje capaz de revertir el odio, o al menos, capaz de darle pelea al mundo y en esa pelea hallarle un sentido a lo vivido.

Ella escribió sus libros como ventanas, como armas, como abrazos. No como libros. Escribió libros como revoluciones. Liliana escribió sus libros como escriben en el silencio los tambores. Fueron las palabras de su hijo meses después de la inesperada muerte de la escritora, así de la noche a la mañana. Liliana murió a los sesenta años de muerte súbita y ha dejado un pozo tan oscuro en la literatura argentina como aquel pozo donde ella misma a los seis años había caído. Sus lectores desconsolados no podían entender su desaparición pero por suerte Liliana dejó respuestas para tanto desconsuelo y sinsentido: sus libros. El único lugar donde nunca morirá porque desde allí nos sigue alegrando, nos sigue sorprendiendo, nos sigue reconciliando con la vida por medio de las palabras y la escritura como escudo y como armas.

La historia se desarrolla en un mundo imaginario llamado Las Tierras Fértiles, y en él, parte de la acción transcurre en las Tierras Antiguas. El eje de la saga es la lucha de los pueblos de las Tierras Fértiles contra las huestes del perverso Misáianes, hijo de la Muerte. El texto se inscribe en un género que podríamos llamar «épica maravillosa», que muchos han emparentado con El señor de los Anillos y aunque verdaderamente tiene muchos puntos en común con la obra de Tolkien, creo que Liliana Bodoc ha logrado un mundo mucho más cercano a la realidad de lo que la literatura de este tipo puede ofrecernos.

Los días del Venado, como 1º parte de esta saga, no es solamente una historia de resistencia armada contra conquistadores extranjeros, es una historia de la lucha entre las fuerzas del bien y del mal. Misáianes es el Mal en sí mismo y su conquista no persigue meros fines económicos ni políticos, sino que busca la aniquilación misma.
Hay una analogía sin duda con los conquistadores españoles en tierras americanas y ese afán de avasallamiento y búsqueda de sumisión con métodos que mienten piedad por medio de una falsa amabilidad. Incluso aparecen referencias directas cuando habla de esos animales peludos sobre los cuales aparecen por primera vez las tropas de Misáianes cuando se enfrentan al ejército de las Tierras Fértiles. La descripción claramente se corresponde con la de un caballo y la conmoción de los invadidos se parangona con la de los habitantes de la hoy Latinoamérica frente a la llegada de los españoles.

La magia es un elemento poderoso que se utiliza en las historias, aunque esta Saga está condimentada con las prácticas de interpretación astrológica que conocían los pueblos originarios americanos. Los Brujos de la Tierra son capaces de movilizar a la naturaleza contra los conquistadores y en ellos podemos reconocer el dominio, la sabiduría y la cortesía de pueblos originarios como los Mayas, los Incas y los Aztecas que asentados en su refinamiento y prosperidad se defendieron contra la supuesta civilización del extranjero que terminó por devastar no solo un pueblo sino una raza.

Los días del Venado, se despliega ante nuestra voraz vista lectora con una prosa impecable detrás de la cual hay también un concienzudo trabajo de investigación, porque la historia como he dicho tiene mucho de imaginación, pero muchísimo de realidad.
Bodoc trabajó durante dos años escribiendo la obra. Se informó leyendo textos específicos como los diarios de Colón, las cartas de Hernán Cortés, libros de historia, antropología, literatura americana y mitos (entre ellos el Popol Vuh, la literatura azteca y las leyendas mapuches), para formar la base de la novela. La autora afirmó haber tenido la intención de «escribir una épica de los que sufren, los olvidados, los oscuros de este continente».

La historia comienza formalmente ubicando los hechos en un tiempo muy remoto: en los días del Venado. Las Tierras Fértiles reciben por medio de la Magia del Aire Libre

señales confusas de un inmediato desembarco de naves que cruzan el mar Yentru, provenientes de las Tierras Antiguas. Desconocen si vienen en son de paz o de guerra. Pronto descubrirán que los foráneos son extremadamente maléficos y su llegada cambiará la existencia toda del continente que deberá enfrentar cada día un peligro distinto y más penoso y convivir por vez primera con la amenaza, el odio, la traición, el desamparo, el miedo, la muerte. Atrás quedarán los días felices del Venado.

Al estilo de El señor de los anillos, se distancia de ella sin embargo en su orientación latinoamericana. Según su autora: «La épica de Tolkien está sustentada en una realidad opuesta, es una épica de características netamente europeas, eurocéntricas, pro-monárquicas. La de él y la mía son cosmovisiones opuestas». Según Bodoc, el británico escribe desde la posición de los poderosos «y yo desde el lugar de los abandonados. Me encanta Tolkien, pero me quise ubicar en la otra vereda». Reconocida la influencia de Tolkien, también reconoció la influencia de la autora Ursula K. Le Guin.
Escrita de manera excelente, su prosa está sustentada por una narrativa de estilo épico. Los días del Venado trata sobre el amor, la lucha por la libertad y la dignidad individual y comunitaria, el respeto por la creación, por la naturaleza, el arraigo a la tierra, temas todos de resonancia perpetua.
Si bien la historia de este primer tomo tiene autonomía, su final invita a continuar con la lectura de la saga. La narración, aunque excede los confines de la vida humana, trasciende un profundo humanismo, especialmente en las enseñanzas y consejos familiares para la vida y en las metas y objetivos para las batallas.

Dedicada a su padre, quien le inculcó el amor por la lectura, Los días del Venado, es la primera entrega de La saga de los confines y (temáticamente hablando) es una unidad cerrada en sí misma, es decir, un libro que se puede leer de forma autónoma a los otros dos que conforman el conjunto.

Manteniendo como estandarte los mismos valores de que hemos hablado, en el 2º tomo, Los días de la Sombra el horror de la guerra está presente sin disimulos. El dolor de las víctimas y la crueldad de los victimarios golpean al lector no sólo durante la batalla sino en el día a día antes y después de las contiendas. A través de un lenguaje próximo al mito y la poesía, la narración nos atrapa y lleva de un lugar a otro de Los Confines, de una civilización a otra, y de un personaje a otro, haciéndonos testigos de las alianzas, las conjuras y traiciones.
El 3º tomo, Los días del fuego transcurre en un escenario incierto. A pesar de las victorias en las batallas nada sigue igual en el Continente del Venado, tampoco en el mundo de las Tierras Antiguas, que se nos mostrará en toda su complejidad. No todos los hombres se han sometido al poder del Amo. Magos, navegantes y las nuberas (especie de hadas o seres mágicos) organizan la resistencia contra Misáianes.

La voz que cuenta la historia, esa voz narradora que Liliana Bodoc autorizó a contarnos la historia, resuena antigua y distante, como venida de otros tiempos, de otros lugares, y sin embargo las imágenes que las palabras van creando en nosotros, nos conmueven y nos involucran profundamente.

La Saga de los Confines es una verdadera enciclopedia de valores e ideales que ha buscado y ha logrado hacer germinar en las mentes de los más jóvenes, la certeza, la convicción de que defender a ultranza lo que somos siempre nos permitirá levantar la bandera de la libertad.

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