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Bajo la misma estrella – John Green

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John Michel Green nació en Estados Unidos en 1977. En 2006 ganó el Printz Award por su novela debut "Buscando a Alaska" de la cual les debo la reseña aunque no por mucho tiempo. En 2014 Green fue incluido en la lista de las 100 personas más influyentes en el mundo "de la revista Time". Bajo la misma estrella fue llevada a la pantalla grande con un relativo éxito gracias a haber apuntado a un público que nunca defrauda: los adolescentes.


 
La literatura juvenil no es mi preferida, suelen ser novelas aburridas o demasiado románticas o excesivamente violentas como si atraer al público adolescente dependiera de cuán enamoradas están las chicas o cuán necesitados de ser héroes están los chicos. Para ser sincera, entré a la lectura del libro con un pre-concepto inevitable cuyo estado se agravó luego de leer algunos resúmenes de la historia que decían: Es un libro sobre el cáncer pero no es un libro sobre el cáncer. Dos adolescentes enfermos de cáncer se enamoran y entonces…
En fin cada resumen que leía me acercaba más a la idea de un cliché absoluto o de una bobalicona y empalagosa sensiblería adormecedora. Sin embargo, debo advertir a todos que a veces las reseñas o resúmenes de libros (contratapa incluida) no suelen ser benéficos con las historias o al menos con su temática. No es que sea indulgente con Bajo la misma estrella, para nada, porque el libro tiene sus pro y sus contra y ya los veremos.
Hazel es una adolescente de 16 años, le gusta leer, mirar realitys por la tele y dormir, esto último, según su médico, es bueno para su cáncer. Augustus tiene la misma edad, le gustan los video juegos, es carismático, divertido, le gustan las metáforas y filosofar, y siempre parece saber qué decir, como está en una etapa recesiva de su cáncer parece sano, incluso más que Hazel que depende de una bomba de oxígeno para sobrevivir y más que su amigo, enfermo de cáncer también, ciego de un ojo y a punto de perder el otro. Se conocen en un grupo de ayuda a enfermos terminales al cual Hazel se resiste a ir y que terminará por cambiarle la vida.
No tiene mucho de dinámico ni de novedoso hasta ahí ¿verdad? 

Lo bueno es que Green sabe cómo contarlo. La ironía, las frases cargadas de cinismo, la agudeza, el ingenio y el morbo o ese estar más allá de todo, del que alardean sus protagonistas hace que el libro sea menos empalagoso de lo que parece. Tanto Hazel como Augustus, Isacc (el amigo ciego) queda incluido también, son adolescentes pero no lo son, son seres humanos y sin embargo el dolor los ha posicionado en una escala superior incluso a la de sus mayores que solo son capaces de sentir dolor. Ellos se permiten el odio, se permiten el hoy porque el mañana no existe y se permiten la ironía y las sutilezas sobre ellos mismos a un grado tal que puede parecer doloroso pero que en realidad forma parte de esa caparazón que están obligados a inventarse mientras sobreviven. Tanto Hazel como Augustus saben que esa noche puede ser la última o que el sol que una mañana entra por la ventana de su cuarto puede que sea el último sol de sus vidas, aún así siguen adelante y ponen la fuerza en un deseo.
Un deseo los une, el de conocer al autor del libro favorito de Hazel y si bien ese encuentro no es lo que esperaban, el viaje termina por unirlos para siempre.
Bajo la misma estrella no es nada del otro mundo, no es una historia con ambiciones sino justamente todo lo contrario y quizás por eso, sin grandes exclamaciones, sin bombos ni platillos es ese libro que no dudarías en regalarle a una chica de quince o a un chico de esa edad porque sin distinciones de géneros apela a la sensibilidad de todos y creo que en ese sentido se gana la estima de casi todos sin apelar a golpes bajos.


 

La portada dice que reirás y llorarás y es cierto, hacía rato que un libro no me hacía enjugar una lágrima y este lo logró. A pesar de eso debo prevenirlos de que no estarán entrando en una literatura de alto nivel. No es un libro rico en técnicas. Está escrito desde la primera persona, Hazel es quien nos cuenta su historia y por ella vamos entrando al interior de Augustus, de Iasaac y el resto de los personajes. La objetividad está dada justamente porque Green ha confeccionado un perfil duro y realista de todos los personajes y de Hazel sobre todo que sin dejar de ser especialmente sensible no se deja ganar por la impotencia ni por el sentimentalismo.
La lectura se hace ágil, lo leí en una tarde justamente por el buen manejo del coloquial y el desenfado de sus personajes. El final nos deja satisfechos y de alguna manera pone el broche de oro a la idea germinal del libro: soñar es inherente al ser humano y, aún en las peores circunstancias, soñar puede hacernos la vida más llevadera. 

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