À la recherche du temps perdu

O lo que en buen criollo conocemos como “En busca del tiempo perdido”. No necesito más presentaciones que ese título para que todos sepamos de qué estamos hablando. “En busca del tiempo perdido” es el nombre del corpus narrativo que reúne los 7 tomos que Marcel Proust escribió entre 1913 y 1927.

Innovadora, renovadora y transformadora, considerada una de las cumbres de la literatura francesa y universal, la obra se mete en la memoria del narrador: sus recuerdos y los vínculos que esos recuerdos crean entre pasado y presente.
Por medio de una interesante e intensa labor de introspección Proust recuerda todo su pasado y rescatando recuerdos nítidos y sensaciones, logra retratar su vida en una narración dentro de la cual se colocó como narrador de su autobiografía, creando un estilo onírico característico, donde un olor, un sabor, pueden cobrar suma importancia, y saltar a otra memoria, creando de este modo un increíble mar de literatura.
La historia se basa en reflexiones que retrotraen al protagonista (el mismo Proust) hacia el pasado en un ida y vuelta que marcará un antes y un después en el tratamiento del tiempo en literatura. Por si eso fuera poco, la riqueza de esta novela no se agota allí sino que se potencia en la diversidad de temas que interesaban a Proust, y que son tratados de un modo más o menos exhaustivo:

* El tiempo y sus efectos en la psique de las personas: edad, enfermedad, amor, muerte.

* Las relaciones sociales, las relaciones de entre clases sociales.

* La homosexualidad, tanto masculina como femenina.

* La novela, el teatro, la música, la poesía, la arquitectura religiosa.

* La lengua francesa, el lenguaje, la descripción del lenguaje según la clase social, los topónimos.

* La amistad, la enemistad, la traición, el engaño, la disimulación.

* La vida de la alta sociedad, los diálogos.

* La Historia de Francia, las familias de la nobleza, los personajes históricos franceses.

* La política, la guerra, la táctica militar, las relaciones internacionales.

Sin lugar a dudas una tarea ambiciosa que sumió a Proust en la agonía del escritor y del hombre. Hipocondríaco, según se sabe, el escritor vivía bajo la firme convicción de una muerte temprana y una constante mala salud lo respaldaban en esa certeza. Aquejado de asma desde la infancia, a los 35 años se convirtió en un enfermo crónico y pasó el resto de su vida recluido, sin abandonar prácticamente nunca la habitación revestida de corcho donde escribió su obra maestra, “En busca del tiempo perdido”.

Agotado por la certeza de no llegar a tiempo para terminar la que sería su obra culmine, escribir se convirtió para Proust tanto una necesidad como un castigo.  
Las largas frases son características de su estilo que sin duda influyó en autores de la talla de William Faulkner quien además hizo del tratamiento del tiempo una de sus técnicas más logradas.
La escritura de Proust, según sus contemporáneos, era un calco de la forma en que el autor hablaba, lo cual es destacable si se tiene en cuenta que Proust era asmático. La redacción de sus extensas frases recuerda el ritmo lento de la respiración del asmático. Pero además era un obsesivo de la perfección y solía leer y re-leer sus borradores y hacer innumerables adiciones a los textos en las galeradas previas a la edición final, a tal punto que se suman incluso páginas enteras añadidas al original y más páginas pegadas a esas páginas adicionadas, llegando a ser incluso más voluminoso el caudal de lo sumado que el original. Esto da como resultado un punto de partida pero nunca una meta certera, lo cual habrá sumado no pocas angustias a su ya atormentada vida de escritor. La obra parecía el cuento de nunca acabar.
Como consecuencia de esta interminable tarea de re-escritura muchos de esos textos extras han quedado fuera del corpus narrativo tal y como hoy lo conocemos. Esos textos fueron sacrificados pero nunca fueron descartados sino que permanecieron inéditos y se conservaron hasta el presente como un legado póstumo. Este conjunto de manuscritos inéditos son nada más ni nada menos que las bases de su obra maestra, “En busca del tiempo perdido”.

Coincidiendo con el 150 aniversario del nacimiento de Marcel Proust, la editorial Gallimard pone a la venta: “Les 75 feuillets et autres manuscrits inédits” (“Las setenta y cinco hojas y otros manuscritos inéditos”), cuya publicación se espera para el 18 de marzo de 2021.
Esta recopilación inédita surge del conjunto de manuscritos de Proust que estaba en poder del editor Bernard de Fallois quien a su muerte, los legó a la Biblioteca Nacional francesa.
Son manuscritos que datan de 1908, cuando Proust empezaba a gestar lo que hoy llamarías “saga” que lo llevó a la gloria literaria y mantuvo a la literatura francesa en la gloria, que supo conseguir con Balzac y Victor Hugo.

Son muchos los intelectuales (o pseudo-intelectuales) que aseguran haber leído a Proust y lo señalan como el autor que marcara un antes y un después en la literatura universal. Sin embargo, se cuentan con los dedos de una mano aquellos que realmente se atrevieron con los 7 tomos de “En busca del tiempo perdido”. Ellos, los verdaderos amantes de Proust estarán de festejo doble: el cumpleaños del autor francés y la posibilidad de leerlo por primera vez, 150 años después de su muerte.



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