Austen vs. Brontë

Jane Austen y las hermanas Brontë. Es claro que muchos reconocerán haber leído sus libros allá lejos, en su más tierna adolescencia y justamente como consecuencia de adolecer de una idea clara sobre lo que es buena literatura no admitirán haberlos leído. Otros tantos mentirán diciendo que aunque han escuchado hablar de “Jane Eyre” o “Cumbres borrascosas” y que hasta les parece que hay una película llamada “Orgullo y prejuicio”, jamás leyeron una sola página de ninguna de estas novelas.
Sin embargo, la mayoría de nosotros sabe que establecer un criterio sobre la buena y la mala literatura significa leer libros de todo tipo, de otra forma imposible abrir juicio de valor salvo por boca de ganso. Ergo si no has leído ciertos libros imposible que digas si son buenos o malos. Y los que mienten acerca de que nunca han leído a Jane Austen o a las hermanas Brontë es porque alguien les ha metido en la cabeza que son libros huecos, de bajo nivel literario, cuentos de hadas para mujeres que gustan perder el tiempo leyendo y otras tonterías por el estilo. Flagrante mentira, a la de no haberlas leído me refiero, y la de que son literatura pasatista también.

Ahora bien, si dejamos de lado prejuicios intrascendentes y nos centramos en entender que para opinar hay que leer, demos por sentado entonces que alguno de nosotros tiene al menos esta premisa como clara: leer para saber y más tarde opinar. Afirmemos que hoy por hoy quien no ha leído alguna vez una novela (o varias) de estas autoras no puede llamarse lector. Centrémonos en lo evidente: Jane Austen y las hermanas Brontë existen y arrastran miles de lectores que toman partido por una o por otras abriendo una verdadera polémica sobre quién es mejor.
Las historias de estas escritoras tienen un peso indiscutible y por favor dejemos de mentir: muchas de nosotras las hemos vuelto a leer arrebujadas en el sofá las tardes de domingo. Ojo! Hablo en femenino pero lo cortés no quita lo valiente y de pronto algún caballero también se deja seducir por Jane Eyre o Elizabeth Bennet mientras nosotras no dejamos se suspirar por Fitzwilliam Darcy y hasta nos permitamos soñar con que algún día nos tocará alguien igual, incluso parecido sería aceptable.

Dejando de lado las bromas, aceptadas estas reglas de juego (sinceridad ante todo) pasemos a lo interesante: A mi derecha: Jane Austen, novelista cuyas historias de amor continúan emocionando a multitudes de jóvenes mujeres hasta las lágrimas. A mi izquierda: las hermanas Brontë, trio literario infernal que pateó el tablero respecto a la novela sentimental de su época, las encargadas de que un viento dramático rugiera en medio del romanticismo inglés.
La vida de Jane Austen y de las hermanas Brontë está repleta de paralelismos, como que fueron hijas de clérigos, tuvieron muchos hermanos -Jane tenía siete hermanos y las Brontë tenían seis-, las cuatro estudiaron en internados, publicaron bajo seudónimos masculinos e incluso fallecieron de la misma enfermedad: tuberculosis.
Pero si nos encontramos con paralelismos en sus vidas, en el ámbito literario vemos unas claras diferencias.

Una y otras han elegido sus armas, solo resta dar el pistoletazo que dará comienzo a este encuentro explosivo entre 4 de las mejores plumas femeninas de la historia de la literatura inglesa.

¿Quién tiene las mejores historias?

Jane Austen: Una muchacha y un joven parecen destinados el uno para el otro pero diferencias aparentemente irreconciliables hacen imposible ese amor y prácticamente una termina odiando al otro y viceversa. Pero como del odio al amor hay solo un paso, finalmente y luego de muchas vueltas se sobreponen a los problemas de familia, de dinero, de posición social que los separaban y en un encuentro que hace saltar las lágrimas de las lectoras, terminan por comprender que están hechos el uno para el otro y se casan. Hasta acá más o menos el esquema de casi todas la historias de Jane Austen, solo cambian los nombres de los personajes, un par de circunstancias, el escenario pero no mucho más.

Las Brontë: pueblan sus historias la bigamia, los niños adoptados, los pensionados, los orfelinatos, las institutrices, la violencia de género. Sin lugar a dudas estas muchachas nacieron unos cuantos años antes como para tener las agallas de denunciar ese tipo de situaciones. Cuando se publicó Jane Eyre (bajo un seudónimo masculino) muchos lectores se sintieron shockeados por el tema de bigamia de Edward Rochester (su protagonista masculino). Pero justamente ese tema poco habitual en una historia de esa época es lo que hace que la historia tenga un condimento extra. Aunque comparten ciertas temáticas cada una de las hermanas Brontë tiene su propio estilo, su propia sensibilidad hacia unos u otros temas y sus historias son bien diferentes. En esa diversidad radica la riqueza de sus obras.

Primer punto para las hermanan Brontë

¿Quién tiene los mejores personajes?

Jane Austen: Uno tan encantador como el otro, aunque no siempre generen empatía, los personajes de Jane Austen están animados por una vida propia y sobre todo por una autenticidad que los hace creíbles. Al leer uno siente que hasta sería posible encontrarlos en la calle, en la próxima reunión de amigos. Salvando las distancias de los siglos, sus personajes reproducen nuestras cualidades tanto como nuestras faltas, Jane Austen supo observar a sus contemporáneos y pintó los personajes de cada uno con gran precisión. Sobre todo sabe jugar con los matices por eso algunos personajes oscilan entre la irritación y la ternura, entre el odio y el amor y simplemente porque como cualquier ser humano de verdad estos seres de papel ofrecen las diferentes facetas de una personalidad.

Las Brontë: Un día, descubriremos que las hermanas Brontë estaban hechas para la novela policial o que eran asesinas en serie y nadie se sorprenderá. Lo cierto es que la influencia del gótico es más fuerte en ellas que en Jane Austen (que más bien ironizó este género en su novela La abadía de Northanger). Esa influencia hace que los personajes de las tres hermanas sean oscuros, atormentados y martirizados por las circunstancias, casi parecen disfrutar de eso, regodearse en sus desgracias, extremar las limitaciones del mundo que les ha tocado vivir. Tanto hombres como mujeres son propensos a los ataques, la depresión y el derramamiento de sangre tan violentos que podemos hablar de problemas de conducta. Si un psicoterapeuta se trasladara a las páginas de Cumbres Borrascosas, haría una fortuna. Los personajes de las hermanas Brontë llevan toda la miseria del mundo sobre sus frágiles hombros; han sido golpeados por todas las desgracias del mundo. El Sr. Rochester (Jane Eyre) termina con menos dedos y ciego, Heatcliff (Cumbres Borrascosas) se golpea la cabeza contra los árboles por la noche gritando hasta la muerte. Sistemáticamente retratan seres con problemas que no pueden encontrar su lugar en el mundo. Su falta de comprensión de sus semejantes puede tener su razón de ser: las hermanas vivían casi aisladas en la casa parroquial de Haworth y los páramos que la rodeaban, era mínimo el contacto que mantenían con el mundo real. Eso sumado a la confrontación con la muerte, primero de su madre, y luego de sus dos hermanas mayores, sumado al estado psíquico alterado de su hermano mayor, decanta en personajes que poco tienen que ver con la realidad y más bien con sus fantasmas.

Este punto es para: Jane Austen.

¿Quién es la más feminista?

Jane Austen: Se acerca mucho a los cuentos de hadas: doncellas en espera del Príncipe Azul. Aunque sus protagonistas luchan por desviarse del camino del matrimonio y Jane lucha por mostrar su forma de pensar al respecto, de las mujeres relegadas al papel de amas de casa, sus heroínas terminan sucumbiendo al encantamiento y el Príncipe Azul acaba por llegar. Y las niñas hasta entonces rebeldes, renuncian a toda su vida para irse a vivir a un castillo. La mayoría de sus personajes femeninos son muy poco lúcidas: (Marianne en “Sensatez y sentimiento”, Emma en “Emma”, ​​Anne en “Persuasión”, Lydia en “Orgullo y prejuicio”) y se resignan, si no es con el Príncipe, con alguno que después de todo no está tan mal. Buen intento para su época el de Jane Austen pero no alcanza.

Las Brontë: Sus mujeres trabajan, abandonan maridos violentos, se niegan a aceptar las comodidades sociales: las chicas Brontë son modernas. Muy modernas en su estado de ánimo pero también en sus acciones, normalmente se niegan a ceder en nada. El mejor ejemplo de esto es obviamente Jane Eyre, cuyo espíritu incorruptible la ha convertido en uno de los personajes femeninos más notables de la historia de la literatura mundial. Pero también hay que subrayar el aspecto decididamente moderno y feminista de la novela “La inquilina de Wildfell Hall”, escrita por Anne Brontë, que ya presagia lo que serán las novelas feministas casi un siglo después.

El punto es para: las Brontë, cuyo espíritu de poder femenino, un siglo antes de la invención del feminismo, merece reconocimiento.

¿Quién es personalmente la más simpática?

Jane Austen: Los testimonios sobre Jane Austen provienen principalmente de su hermana Cassandra (que puede no haber sido objetiva), sus hermanos pero también sus amigos y allegados, Jane Austen tenía una vida social bastante ocupada. Todos los relatos que nos han llegado sobre ella apuntan a una mujer brillante, muy sociable y cercana a su familia. El tipo de persona a la que invitas a cenar y te aseguras de no aburrirte. El tipo de mujer capaz de encandilar con una conversación sin parecer aburrida ni soberbia. En esa amiga que todos quisiéramos tener.

Las Brontë: No se conoce mucho sobre la vida de las hermanas Brontë, salvo un par de biografías y la primera de ellas realizada por Elizabeth Gaskell que no era amiga íntima pero sí estaba muy cerca de Charlotte. Lo poco que sabemos no es para nada emocionante. La familia Brontë era un poco solitaria (excepto el hermano que pasaba su vida en las tabernas) y por ende bastante aburrida. Si a eso le sumamos una tasa de mortalidad muy alta en el seno de la familia, convengamos que el ambiente en Haworth Rectory donde vivía la pequeña familia no era para una revista de espectáculos. Las hermanas pasaban sus días vagando por el páramo, esperando que la muerte llegara y las buscara y mientras tanto sí: leían mucho, escribían no tanto como hubiesen querido y sufrían en silencio.

El punto es para: Jane Austen, sin duda. Un pañuelo y un psicólogo para las hermanas Brontë.

¿Quién tiene los escenarios más atractivos?

Jane Austen: Los decorados se sus novelas son sin duda un paralelismo de su propia vida. Suntuosas mansiones, delicados jardines, salones de baile y dormitorios exquisitamente decorados. Una habitación para cada necesidad: una biblioteca enorme, una cocina digna de un master chef, un salón de bordado y una habitación para cada actividad que se les ocurra a sus personajes. Y es que la propia Jane vivió en una casa parroquial como las Brontë pero con un lujo mucho mayor que estas.

Las Brontë: Su entorno era casi monacal. Una parroquia ya que el padre de las Brontë como el de Jane Austen era clérigo. Sin embargo la parroquia donde transcurrió toda la vida de la familia Brontë estaba en medio de un páramo donde casi nadie llegaba salvo para celebrar los entierros ya que la parroquia además estaba adosada a un cementerio. Sin duda que las hermanas no tenían un entorno ameno de donde abrevar si de escenarios se trata. Es por eso que sus novelas transcurren en lugares sombríos, tétricos a veces, contextos donde la naturaleza por momentos agresiva, por momentos bucólica, forman parte de la historia y acompañan a sus personajes de manera permanente. Diría que escenarios, personajes y temática forman un todo que envuelve al lector a lo largo de todas las novelas.

El punto se lo llevan las Brontë, empatía y verosimilitud para sus escenarios.

Difícil decidir entre las 4, pero las Brontë, han obtenido la victoria. Los mejores escenarios decidieron la diferencia. El potencial de las Brontë se pone del lado de lo verdadero, de lo que cualquiera de nosotros podría vivir allende los siglos.

¡La victoria final es por tanto para las hermanas Brontë! La lucha fue feroz, pero mi intención no ha sido la de enfrentar a estas autoras, como vemos cada una tiene lo suyo y todo depende del cristal con que se mire. La intención final entonces ha sido la de acercarles diversión y, ¿por qué no? La de plantearles un interrogante:

¿Jane Austen o las Brontë?




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