Ucrania y Rusia

La Literatura en Ucrania

La literatura contemporánea ucraniana se desarrolló como una respuesta marcada y vívida a las formas estáticas de la literatura soviética tardía, por otro lado, la nueva realidad de los años 90 se convirtió en un período de incertidumbre y frustración. Al inicio de la independencia de Ucrania, muchas personas experimentaron un deterioro de sus condiciones de vida acompañado de un aumento de la tasa de delincuencia y altos niveles de desempleo.

Para describir y dar sentido a esta realidad invertida, algunos escritores jóvenes utilizaron el humor negro y elementos surrealistas, a menudo dejando que el absurdo jugara un papel principal. Otros autores prefirieron la vulgarización provocadora y el naturalismo rudo, a veces aún sucio, para reflejar este sentimiento mixto de la libertad nueva e impensable, el miedo natural y la desfragmentación de la realidad, enriqueciendo el lenguaje literario ucraniano con el discurso cotidiano real de las calles, incluyendo palabras obscenas, agregando un desorden realista y mezclándolo con modismos patéticos, jugando con los dilemas bilingües de esos años y usando dialectos. Así no sólo reflejaron la realidad, sino que también la formaron dando a la sociedad una comprensión profunda de sí misma.
Los temas sexuales finalmente surgieron de las sombras y se convirtieron en una parte legítima del discurso literario y cultural ucraniano. El país comprobó su libertad tras tres revoluciones, tomó su decisión geopolítica más importante y ahora, como una especie de reacción, experimenta una agresión armada rusa. Los niños nacidos en la Ucrania independiente de los años 90 ahora están criando sus propias familias. Todos estos desarrollos se reflejan, por supuesto, en la literatura ucraniana moderna, que, sin embargo, sigue siendo irónica y esperanzadora. Los escritores ucranianos siempre han forzado algunas de las discusiones nacionales y varios de sus libros ahora se consideran proféticos.

Si hay una región pródiga en nombres claves en la literatura es la macrozona de la Europa oriental. Hoy, la región está en el ojo del mundo debido a las tensiones ruso-ucraniana y la invasión armada de Rusia en Ucrania.

La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) era un estado federal compuesto por repúblicas socialistas que existió de 1922 a 1991 en el territorio de lo que había sido el Imperio ruso. Entre 1990 y 1991, la URSS se desintegró en 15 repúblicas independientes. Ucrania como muchos otros de los países pertenecientes a la ex URSS fueron influenciados por la literatura rusa.

Un nombre clave es el de León Tolstoi, uno de los nombres insignes en la ficción realista. Destacan por supuesto las novelas “Ana Karenina” y “Guerra y paz”. También, el llamado Padre del cuento moderno, Antón Chéjov, del que se destacan sus cuentos breves como “La dama del perrito”, “Las tres hermanas”, la crónica “La isla de Sajalín” y obras de teatro, como “El jardín de los cerezos” y “La gaviota”.
Por supuesto destacamos también a Fiodor Dostoyevski con “Crimen y castigo”, “Los hermanos Karamázov”, o “Memorias del subsuelo”.

Pero en el país de la bandera amarilla y azul, el gran nombre que destaca es el del poeta Tarás Schevchenko, quien no es tan conocido en occidente como sus pares rusos. Tuvo su principal formación como pintor, en la Academia de Bellas Artes del Imperio, en San Petersburgo. En 1840 publicó su primer libro de poesía, Kobzar (El bardo), donde trataba el sufrimiento del pueblo ucraniano de una manera muy dolida.

Otro nombre importante de las letras ucranianas es el de Nicolái Gógol. Nacido en el imperio ruso, por ese dato suele contársele como escritor de esa nacionalidad, pero él vino al mundo en Soróchintsy, en la región de Poltava, actualmente en Ucrania. Su mayor obra fue “Las almas muertas”, de 1842. Además, escribió “Tarás Bulba”, una novela histórica protagonizada por un cosaco y, quizás la más conocida; “El Capote”. Escritores como Gogól introducen al pueblo y sus leyendas, al campesino y el espacio rural.

Un caso particular es el del legendario Joseph Conrad que nació en Berdychiv, hoy parte de Ucrania, aunque por esos entonces, en 1857 formaba parte de territorios polacos ocupados bajo el zar ruso, prueba de los veleidosos cambios de fronteras en la zona.

Por supuesto, no podemos dejar de referirnos a la autora Svetlana Aleksiévich. Premio Nobel de Literatura 2015 que nació en Stanislav en 1948, la actual Ucrania, por entonces la URSS. Su obra más conocida, el libro de crónicas “Voces de Chernóbil”, que se ambienta justamente en la ciudad ucraniana que vivió el accidente nuclear.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, sin querer, puede haber sido el gran promotor de la literatura en lengua ucraniana desde 2014. Aquel año es un punto de referencia para las relaciones internacionales en el continente europeo y también para los hábitos de lectura en Ucrania, pues la anexión de Crimea y el apoyo bélico del Kremlin a los secesionistas enfrentados a Kiev en el Donbás “ha hecho muy difícil la defensa de la cultura rusa y eso ha dado una oportunidad suplementaria a la cultura ucraniana”, opina Inna Búlkina, especialista en filología rusa.

En las librerías del centro de Kiev, donde las obras de autores noveles coexisten con las de los ya clásicos de la literatura ucraniana y rusa, destaca “El Orfanato”, de Serhiy Zhadán. Esta novela de 2017 relata el viaje (físico y mental) de un maestro provinciano que atraviesa el frente para recoger a su sobrino de un internado. Con su prosa directa y poética, Zhadán transforma la guerra en la región minera e industrial de Donbás en un entorno fantasmagórico con valor global.
Serhiy Zhadán (nacido en 1974), Yuri Andrujóvich (nacido en 1960) y Andríy Kurkov (que nació en 1961) y su primera novela se publicó dos semanas antes de la caída de la Unión Soviética. Y que gracias a su inmersión en el mundo de la autoedición y distribución (él mismo organizó el reparto por Ucrania) fue traducido a treinta y siete idiomas y ha publicado diecinueve novelas.
Estos escritores forman el trío de autores ucranianos más traducidos en el extranjero.

La guerra altera la identidad lingüística y reestructura los mercados. La guerra influye además en los dilemas que se plantean a lectores y escritores.
De aquellos lectores en Ucrania que eligen leer un libro en la lengua en que ha sido escrito, el ucraniano prevalece cada vez más por sobre el ruso, sobre todo entre los lectores más jóvenes.

“A Vladímir Putin alguna vez le agradecerán lo que ha hecho por la literatura ucraniana”.

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