Editoriales y editoriales

Vasta es la planicie y muchas las editoriales o pseudo-editoriales que crecen en ella. Muchas como plantas fructíferas, con formaciones de flores y semillas que enriquecen flora y fauna, muchas como cardos y hiedras invasivas donde, entre sus espinas y abrojos, se deslizan las alimañas.

La Literatura y la escritura creativa es un arte y las escritoras y escritores son artistas, como los músicos, los artistas plásticos, etc. Y el arte hay que aprenderlo, su teoría, sus técnicas y herramientas, y ponerlas en práctica.
Se comienza ya de muy joven (o no) y se necesita toda una vida (o dos). Ningún artista en la historia de la humanidad se consagró con una sola obra, ningún artista no ha necesitado de mucho esfuerzo, perseverancia y mucho tiempo para producir y presentar obras que más de las veces no le han significado una ganancia, un negocio, una fama inmediata. Pero lo que los empuja, los mueve, es la pasión por su arte, esa energía que no importa el para qué se hace algo sino el por qué. ¡Porque me gusta!

Una editorial es un taller de letras y palabras, trabaja con los textos, ofrece servicios de corrección, en algunos casos enseña a través de cursos el arte de la escritura creativa, realiza los trabajos de edición gráfica, de diseño y armado de un libro para su impresión y también la programación para la publicación de un libro en sus formatos digitales. Y finalmente ofrece también su saber y experiencia en la supervisión de imprenta para la impresión y encuadernación de una cierta tirada de ejemplares, la elección de los materiales y el necesario cuidado de las técnicas y profesionalismo para la encuadernación. Pasos decisivos que garantizan la buena calidad del producto.
Y este último paso nos lleva al tema de este artículo, una imprenta es una imprenta, no es una editorial.

La imprenta es uno de los oficios más antiguos, el supuesto inventor de la imprenta, es el alemán Johannes Gutenberg en el año 1440, en la ciudad de Maguncia (Alemania), la prensa de imprenta cambió el curso de la humanidad, fue una revolución como en nuestra era lo fue el internet, ya que con el papel impreso el conocimiento podía llegar a casi todas las personas.
Antes, los monasterios eran básicamente los únicos lugares del mundo occidental donde se guardaba una mínima parte de la cultura que generaban los humanos. De cada libro existían sólo unas pocas copias hechas a mano que llegaban a muy pocos. Pero en realidad Gutenberg no inventó nada, en el año 1200, ya había libros impresos gracias a piezas que tenían las letras grabadas. Y en el siglo X, los chinos ya imprimían textos con letras hechas de barro convenientemente entintadas. La imprenta con tipos de madera fue utilizada por primera vez en China en el año 593 por los monjes budistas que imprimían seda y telas de colores. Y antes del año 900 ya se imprimían libros de oraciones.
Por lo tanto lo que hizo Gutenberg y sus sucesores fue perfeccionar las técnicas y maquinarias para que la impresión sobre papel o pergamino sea más rápida y más barata, esto fue, en aquellos tiempos, la verdadera revolución.

Un oficio milenario que lamentablemente en nuestros tiempos no siempre lleva la nobleza, pasión y sabiduría que merece y necesita.

Del otro lado están las escritoras y escritores, los artistas, los que trabajan con palabras, los que aprenden que con palabras se puede pintar un cuadro o tocar una melodía, despertar sentimientos. Contando historias que dejan un mensaje, quizás un cambio de paradigma para la sociedad entera o simplemente un entretenimiento que nos deja pasar un buen momento de lectura.
Los escritores deben saber que la escritura creativa es un arte, que no sale simplemente de la nada, solo porque nos sentemos a escribir y quizás hasta nos emocionemos leyendo lo que escribimos, una reacción psicológica normal, ya que escribiendo nos expresamos desde lo más profundo de nuestro ser.
No, no es soplar y hacer botellas, otro oficio que también necesita mucha práctica y experiencia, la escritura creativa es un arte que debemos tratar con responsabilidad y respeto, saber que lo que escribimos está destinado a ser leído por otra persona, otro ser sensible y permeable.

Escribir, corregir, editar, imprimir, encuadernar, publicar, presentar, libro digital, etc… son muchas de las palabras que se usan en el métier de los libros y hay que entender cada una de ellas. Edición no es publicación y para editar hay que corregir y volver a corregir, hay maestros que dicen que el oficio de la escritura es en realidad el oficio de la re-escritura.
La publicación es hacer público, y muy pocos llegan a esa etapa, publicar es lograr que una editorial publicadora, que ya es una sola empresa a nivel mundial y aunque debajo haya muchos otros nombres es claramente un monopolio, te publique, te financie y tu libro aparezca en muchas librerías a nivel nacional e internacional, eso no es tarea sencilla. Hay que entender que para que un libro se imprima y llegue a la mayor cantidad de librerías o puntos de venta se necesita un enorme, complejo y costoso sistema logístico.
Otra cosa es la edición, que es el área donde una editorial trabaja los textos con una correctora literaria, realiza los trabajos gráficos, de diseño, tipografía etc. En fin, donde se lleva a cabo el armado del libro para enviarlo a la impresión y encuadernación y/o a la programación para el formato de libro electrónico (ebook). Por lo normal en estos casos se trata siempre de auto-publicaciones, es decir que los libros estarán en poder del cliente, autora/autor y que ellos se harán responsables de la financiación.

En este caso hay muchas editoriales serias que dan asesoramiento idóneo y aclaran la situación, y otras que lamentablemente no son tan serias y prometen mucho sin luego poder cumplirlo, en realidad son imprentas que dicen ser editoriales y que hacen mucho marketing y juegan con la ignorancia y muchas veces con la vanidad e inocencia de la gente prometiéndole distribución y presencia en las mejores librerías de donde luego los ejemplares vuelven a desaparecer a los pocos días. Estas pseudo editoriales organizan también convocatorias de escritores noveles para, según ellos, “publicarles” una antología pero que luego, por supuesto, los autores deberán pagar cada ejemplar impreso, a veces aún antes de ser impresos, en forma de pre-venta. Es decir estas imprentas no publican ni comercializan nada, solo imprimen los textos que ni siquiera son corregidos por una/un profesional y no reciben ningún tipo de asesoramiento, y como vimos, cobran además a los autores por adelantado. Todos debemos saber que vender libros, aunque parezca un buen negocio, es uno de los rubros más difíciles.

La seriedad y el profesionalismo en este métier son muy importantes y la información clara, precisa y sin falsas promesas, es el respeto que toda escritora, todo escritor en ciernes se merecen.
Por lo tanto es necesario tener siempre en claro qué es lo que buscamos y necesitamos, no dejarnos llevar por la vanidad ni creer en promesas de rápidas ventas, amplia difusión y menos que menos en una segura fama. Si no pregúntenle o lean la verdadera historia de J. K. Rowling.

El camino se hace al andar. Y el arte es un camino de toda una vida (¿o dos?)  😉

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