Salman Rushdie

Un hombre que se encontraba entre el público, instantes antes de que comenzara una conferencia que brindaba Salman Rushdie en el estado de Nueva York, subió al escenario y en tan solo veinte segundos lo apuñaló en el cuello. El autor cayó al suelo y el hombre fue inmovilizado y detenido por los efectivos de seguridad. Ese hombre se llama Hadi Matar, nombre cuando menos premonitorio. Pero ¿Por qué Matar quiso matar a Rushdie? ¿Quién es Rushdie?

Ahmed Salman Rushdie es un escritor y ensayista británico-estadounidense de origen indio. Su obra, que combina el realismo mágico con la ficción histórica, se ocupa principalmente de las numerosas conexiones, interrupciones y migraciones entre las civilizaciones orientales y occidentales, y gran parte de su ficción se desarrolla en el subcontinente indio. Sus dos novelas más famosas son Hijos de la medianoche y Los versos satánicos. Vamos a detenernos en esta última.
Los versos satánicos, publicada por primera vez en 1988, inspirada en parte en la vida del profeta islámico Mahoma. Como en sus libros previos, Rushdie usó el realismo mágico y se apoyó en eventos y personas contemporáneas para crear a sus personajes. El título hace referencia a los versos satánicos, un grupo de versículos del Corán que se refieren a tres diosas preislámicas de La Meca: Allāt, Uzza, y Manāt. Los versos satánicos son palabras de «inspiración satánica» que supuestamente el profeta islámico Mahoma confundió con una revelación divina, según es descrito en la biografía de Mahoma escrita por Ibn Ishaq.

La parte de la historia que trata de los «versos satánicos» se basó en relatos de los historiadores Al-Waqidi y Al-Tabari. Hasta acá, podemos decir que ​Rushdie tiene todo el derecho de escribir lo que le venga en gana, desmitificar a cuanto profeta se le antoje, en resumen decir lo que piensa en libertad. Pero resulta que se metió con una religión que tiene seguidores fieles ortodoxos y que además pueden ser personas razonables. Pero lamentablemente hay quienes hacen del Corán su propia fuente de la verdad, interpretando un libro sagrado a su manera, con razonamientos fundamentalistas y que no son personas razonables.
El Fundamentalismo es el nombre que recibe la corriente religiosa o ideológica que promueve la interpretación literal de sus textos sagrados o fundacionales (por encima de una interpretación contextual), o bien la aplicación intransigente y estricta de una doctrina o práctica establecida. Por lo que considera un determinado libro como autoridad máxima, ante la cual ninguna otra autoridad puede invocarse y la cual incluso debería imponerse sobre las leyes de las sociedades democráticas.

Y justamente Rushdie se atrevió a contradecirlos y por eso, el escritor lleva décadas amenazado tras la publicación de su novela “Los versos satánicos”, prohibida en Irán desde 1989 y considerada blasfema por las autoridades. En 1989, el entonces líder supremo iraní, el ayatolá Jomeini, emitió un decreto para pedir la muerte del escritor y si bien el gobierno de Irán terminó distanciándose del edicto de Jomeini, en 2012, una fundación religiosa iraní semioficial elevó la recompensa por Rushdie de 2,8 millones de dólares a 3,3 millones de dólares. Rushdie, quien escribió su obra en inglés y es desde hace años uno de los eternos aspirante al Nobel de Literatura, minimizó en aquel entonces la amenaza y dijo que “no había evidencia” de que las personas estuvieran interesadas en la recompensa. Sin embargo, con recompensa o no, el fundamentalismo iraní parece preciarse de tener un brazo más largo que la justicia y Hadi Matar empuñó el cuchillo que según sus creencias hacía justicia. Salman probablemente perderá un ojo, los nervios de su brazo fueron seccionados y su hígado fue apuñalado, pero vive para contarlo y para seguir enarbolando la única espada que puede hacer justicia: la palabra escrita.

Quizás haya un Dios supremo que nos mira a todos con indulgencia seamos católicos, musulmanes, hindúes o judíos. Quizás ese Dios le permitió a Matar empuñar un arma. Quizás ese Dios nos esté alertando que tenemos el libre albedrío de actuar como nos plazca, fundamentalistas o no. Quizás ese Dios que es uno para todos haya salvado de la muerte a Salman Rushdie para contarnos que solamente un ser supremo como él puede ser capaz de decidir cuándo una vida se termina.


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