Si de viajar se trata…

En varios artículos hemos hablado de los viajes literarios que pueden llegar a ser tan trascendentales como los viajes de verdad o más. Leer es viajar, ya lo hemos analizado pero, ¿sabías que se puede viajar a lugares que nunca existieron? Visitar un mundo fantástico, un mundo parecido al real pero que nunca existió, salvo en la mente del escritor, este es el viaje que hoy te proponemos.

Inmediatamente se suceden los topónimos, que no es un antibiótico sino que son los nombres propios que se le atribuyen a un lugar, región o país como Amazonas, Bélgica, etc., en el mundo real y Camelot, Liliput, Narnia, Yoknapatawpha, Santa María, Comala, y tantos más en los mundos literarios.
Si estás listo y hoy te has levantado con ganas de viajar a lugares fantásticos, allá vamos.

Empecemos por el lugar más brumoso y mágico, ese sitio que nos hará conocer a un personaje que muchas veces hasta se ha confundido con la historia real. Camelot es el nombre del castillo y reino del mítico Rey Arturo. Rodeado de bosques impenetrables, a orillas de un río y junto a la catedral de Saint Stephen, Camelot fue mencionado por vez primera en el poema Lancelot (Chrétien de Troyes en el siglo XII). A pesar de las diversas leyendas en las que aparece, aún no se sabe dónde puede tener su origen. Sí bien es cierto que son varias las fortalezas inglesas de las que se ha dicho que supuestamente inspiraron a Camelot, como son la de Cadbury, Tintagel, Dinerth o Windsor.

Si esta leyenda te emociona de solo mencionarla, espera a conocer la propuesta de Marion Zimmer Bradley con La nieblas de Avalón, una novela dividida en cuatro partes que recrea el ciclo del rey Arturo, contada desde la perspectiva de los personajes femeninos como Igraine, la reina Ginebra y Morgana, quien es la protagonista principal.

Allá por el siglo XVIII hubo un autor, controvertido para su ápoca, que nos propuso un viaje al imaginario mundo de Liliput. Este reino habitado por seres diminutos fue el escenario de su novela satírica Los viajes de Gulliver. Me refiero al genial Jonathan Swift que ubicó esta isla ficticia cerca de Australia, donde naufragó el Dr. Lemuel Gulliver, protagonista de su historia. Una isla separada por un canal de su vecina Blefuscu, con la que está permanentemente en guerra por una absurda disputa acerca de cómo cascar los huevos hervidos. Toda la flora y la fauna de ambas islas tienen un tamaño proporcional doce veces menor que la de nuestro mundo. La capital de Liliput, construida en un cuadrado perfecto, es Mildendo y está conectada con el resto de la isla mediante excelentes carreteras. Generalmente se ha aceptado que Liliput representa a Inglaterra, y Blefuscu a Francia.

Más tarde o más temprano todos habremos viajado con Alicia. Alicia en el País de las maravillas, fue centro de mis mayores fantasías y estoy segura que también la de muchos de ustedes, si no fue así creo que este es el momento de intentarlo. Lewis Carroll creó un mágico lugar bajo tierra al que Alicia viaja tras haber caído por una madriguera. El País de las Maravillas, que cuenta con un hermoso jardín, un bosque y un océano, está habitado por animales (el gato de Cheshire, el conejo Blanco, Dodo, liebre de Marzo, etc.) y personajes (como Sombrerero loco, Reina de corazones, soldados naipe, etc.) con los que Alicia mantiene contacto a través de las historias que le van sucediendo en sueños.

Quizás sea la infancia o la adolescencia el momento donde uno más ha viajado con la imaginación, etapas en las cuales, quién no, uno ha querido huir de un mundo que se nos presentaba tan desconocido como adverso. Por eso estoy segura de que el nombre de Narnia no les parecerá tan extraño. Narnia es un mundo de fantasía y magia creado por C.S. Lewis para sus siete libros de fantasía de Las crónicas de Narnia. El protagonista es el león Aslan, creador de Narnia, en cuyos territorios viven humanos, animales y criaturas mitológicas. Unos pertenecen al bien y otros al mal. Narnia cuenta con ciudades subterráneas y accidentes geográficos como los de nuestro planeta: desiertos, cadenas montañosas, un gran río e islas oceánicas. El viaje es largo y prometedor para los de largo aliento en materia de sagas.

Pero como los viajes no se limitan a las mentes de los más jóvenes sino que se prolongan en el tiempo, los viajeros literarios cuando ya mayores buscan otros horizontes, para ellos la propuesta comienza tibiamente desde la pura fantasía de la ciudad Desembarco del rey cuando aparece por primera vez en la novela Juego de tronos de George R. R. Martin, King’s Landing es la capital política de los siete reinos de la serie de Canción de Hielo y Fuego compuesta por cinco libros.
Desembarco del Rey es la capital y el principal puerto de los Siete Reinos, nación perteneciente al Continente de Poniente. Asentada sobre tres colinas, la ciudad tiene forma rectangular, está distribuida en amplias avenidas y en sucias callejuelas, y está cercada por una muralla con siete puertas. En su interior, alberga la Fortaleza Roja que es la casa del rey, mansiones, tabernas, burdeles, cementerios, mercados, tenderetes y, sobre todo, numerosas casas de madera y paja que alojan a la gran cantidad de población que habita en ella. La historia de Canción de hielo y fuego se sitúa en un mundo ficticio medieval en la que la mayor parte de los personajes son humanos. En la serie de libros hay tres historias principales sobre Poniente que son dependientes entre sí: la guerra entre varias familias nobles por el control del continente; la amenaza de los otros y los salvajes; y el viaje de Daenerys Targaryen, la hija exiliada de un rey asesinado que reclama sus derechos en Poniente.
Un mundo pensado para las mentes más imaginativas que sin embargo tiene su génesis en la Guerra de las dos Rosas que fue una guerra civil real que enfrentó intermitentemente a los miembros y partidarios de la Casa de Lancaster contra los de la Casa de York entre 1455 y 1487, en la cual se basó George R. R. Martin para crear su propio mundo de enfrentamientos armados que no es ni más ni menos que el eterno enfrentamiento del hombre obligado a decidir entre el bien el mal.

Y para los más eruditos, los que además de viajar a estos mundos fantásticos quieren conocer a los escritores que en el siglo XX se han llevado los aplausos de miles de lectores, la propuesta sigue.
Llegamos entonces a un lugar con una superficie de 2.400 millas cuadradas con una población de 6.928 blancos y 9.313 negros. Así describe su único dueño y propietario William Faulkner al imaginario condado de Yoknapatawpha, supuestamente situado al noroeste del estado de Misissippi, donde transcurren varias de sus historias. El nombre del condado proviene de las palabras chickasaw, yocona y petopha, y significa en idioma nativo “tierra dividida”. Faulkner, personalmente, afirmó un vez que como palabra compuesta significaría “agua que fluye lentamente sobre la pradera”, pero esto no ha sido confirmado.

Y si seguimos el periplo de los grandes escritores del siglo XX, de la mano de Gabriel García Márquez aterrizamos en Macondo. Muchos han querido establecer una relación íntima entre la imaginaria Macondo y la también imaginada Yoknapatawpha, ya que son mundos que se asemejan más a nuestro mundo real, aunque entre ellos hay marcantes diferencias. En Macondo el clima subtropical prevalece mientras que en Yoknapatawpha se alternan las cuatro estaciones y en Macondo tampoco hay problemas de religión ni de política y no hay cuestiones sociales ni psicológicas en juego. Un solo instante en Macondo nos lleva de viaje a recuerdos inauditos de un pasado atávico, que puede ser el pasado de cualquiera que haya compartido la tierra de este autor colombiano, ganador de un premio Nobel.

Para todo viajero incansable, la propuesta no acaba en esta lista sino que se extiende por tantos lugares como la imaginación tenga ganas de visitar: Utopía, Zenda, Oz, Santa María, El país de nunca jamás, y tantas otras que te invito a visitar cada vez que el mundo real, con su tenaza, amenace echar abajo el mundo del “quizás” o del “tal vez” y del “por qué no”.